PROLOGO
Desde el
fondo de los valles franceses, el Monte Perdido se muestra esquivo y se esconde
desde las cercanías de Hèas o Gavarnie. Ramond de Carbonnières, un tanto harto
escribió; “Este Mont Perdu, que cuando a otros picos se les ve por todas
partes, a este no se le ve por ninguna” Nunca existió otra montaña pirenaica
mejor bautizada: monte sin encontrar; Mont Perdu. Quizás si el bueno de Ramond se
hubiese aproximado por el Valle de Ordesa, hubiera contemplado en toda su
magnitud, a esa montaña oculta desde el país galo.
INTRODUCCIÓN
Década de
los años 90. Fueron estos los años en los que me lanzaba por las carreteras
nacionales con mi Renault 14, en pos de la recién conocida cordillera
pirenaica. Fue durante esta década cuando realizaba mis primeras salidas en
solitario, ya que mis vacaciones rara vez coincidían con la de los compañeros
de andanzas. Fueron pasando los primeros años y el coloso de Ordesa, aún no
había despertado mi interés. Pero esto cambio durante el otoño de 1994;
espoleado por la buena cosecha del verano de 1993 (Mulleres, Araguells, Posets
y un intento al Perdiguero) y de 1994 (Punta del Sabre-Bachimala, Eriste Norte
y los Culfreda) todos en solitario; fijo la mirada en el Monte Perdido.
Me tomo unas
vacaciones antes de comenzar la ardua temporada de la naranja, así que me cojo
la última semana de octubre y la primera de noviembre, con el objetivo
principal definido.
Una llamada
al refugio de Goriz para decirme que lo tienen completo, era el puente del 1 de
noviembre; no me queda otro remedio que cargar la mochila de 75 litros hasta la
bandera cual porteador de los Himalaya. Acampe en las inmediaciones del
refugio, portando toda lo necesario para varios días.
El desparrame de equipo en Góriz. La tienda era una Altus modelo Coronas, el saco un Mont Sak de quallofil, la chaqueta de Polar Mountain con relleno de termolite, la mochila verde una Artiach de 75lt. encima de ella un forro de la firma Solo Climb, también me cargue con una mochila mas pequeña para el ascenso a cima, esta era de la firma Alpina.
Impresionante vista del recio Cilindro de Marboré desde la cima del Perdido. Al bajar de la cima subí la evidente canal que llega hasta un colladito e intente subir también el Cilindro, pero una pared rocosa me echo para atrás.
En la cumbre del Monte Perdido. En primer plano el piolet de la marca Faders, las polainas eran de Artiach con una impregnación denominada New Tex (la respuesta hispana en aquellos años al conocido Gore-Tex) las botas eran de Bestard modelo Lavadero. Como anécdota de esta foto, os diré que mi idea era hacerme unos macarrones allí arriba; si os fijáis aparece el hornillo estrella de aquellos tiempos el Bleuet de Camping gas, me lleve una bolsita con un puñado de la citada pasta y podeis ver tumbado el tetra-brik de tomate frito, era de la marca Orlando. Al final no me los hice,jajaja.