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jueves, 28 de febrero de 2013

                                      CICLOTURISMO UNA MANERA DE VIAJAR
                            Viajar en bicicleta es recuperar la noción del desplazamiento.
 

Intentar definir la palabra cicloturísmo resulta bastante complejo, si buscamos una acepción sencilla diremos qué se trata de viajar con una bici. Pero va mucho más allá  de esta simple definición; es un mundo de sueños y una manera de integrarnos en el espacio que nos rodea.

MI COMIENZO
Cuando tienes la inquietud de iniciar algo nuevo, pronto intentas contagiar tu entusiasmo a tus compañeros de corredurías por el monte, pero parece que no convence la idea de pedalear  acarreando el equipo. Surge un primer descontento, pero pronto se me pasa; marcharé solo. Mis conocimientos del tema vienen dados por sendos libros, que fueron pioneros en su género.




Así de manera autónoma, voy preparándome para lo que será mi  “experiencia iniciática”. La
montura es mi primera bici de montaña, una Derby Rabasa comprada en el taller de mi pueblo, estoy contentísimo con ella y sus 16 kilos de hierro no me amilanan en absoluto. No tengo trasportín trasero, así que el grueso del equipaje lo llevaré en una mochila sobre la espalda; consigo acoplar uno pequeño a la rueda delantera, qué junto a la bolsa de manillar aliviarán peso a los sufridos hombros. La zona elegida es la turolense Sierra de Javalambre, que por aquellos años ejercía una especial atracción sobre mí.
Aquel primer acercamiento lo realicé en verano de 1990, la experiencia vivída fue muy positiva y sentí lo que aquellos libros me transmitian, pero faltaba un elemento que identifíca al cicloturísta; las alforjas.
Me compre un par de ellas y un transportín trasero; ahora sí que tenía el equipo completo.



La Derby Rabasa y el equipo de aquella primera ruta por la Sierra de Javalambre.
 
  SERRANÍA DE CUENCA Y MONTES UNIVERSALES

Junio de 1991; después de la experiencia del verano pasado, me dispongo a  preparar una ruta que a posteriori sería una de mis zonas más queridas, la Serranía de Cuenca y los Montes Universales, un auténtico pulmón del Sistema Ibérico.
La ruta parte de la capital conquense y me llevará hasta Teruel. Mi primo Juanjo se presta a llevarme con su coche hasta Cuenca, donde nos damos el almuerzo de rigor; cuando nos despedimos y me quedo solo con mi bici, siento que empieza mi verdadero primer viaje de cicloturísta ¡estreno alforjas!

Cada parada es una nueva visión;orilla del Embalse de la Toba.

Con nuestro silencioso desplazamiento llegamos a lugares que no merecen el ruido. Nacimiento del río Cuervo.


Las fuentes siempre son motivo para detenerse un momento y rellenar los botellines; aquí en la fuente de Cañada de las Tablas, en el desvío hacía la vega del Tajo.



El paisaje forma parte indisoluble del viaje; campos de cereal orillando la carretera después de haber pasado Gea de Albarracín. La delgada línea de los Montes Universales, separa el cielo de la tierra.  



SIERRAS DE CAZORLA, SEGURA Y ALCARAZ

Existe un oasis en medio del implacable cultivo del olivar; cuna de ríos y albergue de bosques de pino laricio, donde el roquedo refugia a las rapaces y la cabra montesa brinca a sus anchas. A este paraíso nos disponemos a descubrir a lomos de nuestras monturas.
Esta vez no marcho solo, pues un amigo de aquellos años se apunta a degustar el deleite del cicloviaje; Cañi se ha animado y entre los dos preparamos entusiasmados los pormenores del mismo.
Octubre de 1991, enValencia tomamos un tren del que nos apeamos en la estación de Guadix (Granada) bajamos las bicis y colocando todo el equipo encima de ellas, nos disponemos a comenzar las primeras pedaladas que terminarán en la manchega ciudad de Albacete, después de atravesar buena parte del sistema Prebético.
 
Una olivera no solo da aceite, en este caso cobijo nuestro pequeño campamento rodante a las afueras de la jienense población de Pozo Alcón. Desayunando galletas con mermelada, para afrontar otro día de intenso pedaleo.
 

El G.P.S. era un invento muy lejano; nosotros utilizábamos planos del Servicio Geográfico del Ejército; aún hoy día y a pesar de tener el consabido aparato tegnológico, sigo utilizando mis planos como medio de lectura. Estudiando el recorrido por el valle del Tranco de Beas.
 
 
La bicicleta invita a rodar de manera lenta y pausada, como las aguas de un recien nacido Guadalquivir a su paso por el puente de la Herrería. En adelante su reflejo nos acompañaría en toda la Sierra de Cazorla.
 
 
 
Los puertos siempre son un excelente punto para iniciar alguna excursión complementaria;desde aqui el monte Padroncillo 1.586 m. queda a tiro de piedra. Este puerto del Arenal es el paso que deja atrás la Sierra de Segura y abre la puerta a la albaceteña Sierra de Alcaraz, en adelante tendremos al río Mundo como vertebrador del último tercio de la ruta.

 

En muchas ocasiones y esta es una de las esencias del cicloturísmo, la improvisación juega un papel primordial en el desarrollo de los itineraríos. Vivac dentro de un túnel, bajo una carretera entre las poblaciones de Alcadozo y Peñas de San Pedro al resguardo de una noche lluviosa.



Todo tiene su final, el cartel anunciandonos la llegada a la ciudad bajo una lluvia persistente, no logró desdibujar nuestra alegría tras haber recorrido 350 kilómetros y una semana de maravillosas sensaciones impulsados por el motor de la ilusión.



LOS PICOS DE URBIÓN Y LA SIERRA DE LA DEMANDA

Con ganas de conocer el extremo noroeste del Sistema Ibérico, vuelvo a planificar un nuevo itinerario dejándome llevar por todo aquello que voy leyendo en los planos. Así pues las sierras de Castilla y sus páramos silenciosos, serán la nueva piel que vista este viaje.
Estamos en Julio de 1992 y aunque quizás no sea la época más apropiada me decido a marcharme, sobre todo movido por un pensamiento personal.
Como en Renfe encuentro problemas para embarcar la bici, envió esta  por la agencia de paquetería de Seur. Una noche en una pequeña fonda de Soria, acoge mi cansado cuerpo después de tanto tren. Por la mañana y una vez recogida la bici, empieza el rumbo hacia lo deseado.

Entre los últimos pliegues de ennegrecidas rocas, se esconden varias lagunas de origen glaciar; en la imagen la conocida Laguna Negra. Merece la pena desviarse de la ruta principal y acercarse a este rincón de sosegada belleza.




Camino del pico Urbión el alumbramiento de uno de los ríos más importantes de la península, invita a beber de sus recien nacidas aguas; el Duero se desliza de manera bravía por los pliegues de la sierra. Brota a una altitud de 2.140 m.s.n.m. y tras recorrer 897 kilómetros desemboca al océano Atlántico.



Tras haber pasado la noche en el porche de un barracón, amanece con la mágica niebla desplegando su manto sobre las Lagunas de Neila.


Dejado atrás los relieves montañosos, el hilo de la ruta dibuja constantes subidas y bajadas como si fuera un tobogán. Una breve parada para ver lo que dejas atrás y lo que tienes por delante, es un pequeño respiro para afrontar los últimos repechos antes de llegar a Burgos.



PICOS DE EUROPA, SOMIEDO Y SIERRA DE ANCARES
Después de esos viajes mostrados anteriormente más alguno que otro, en los que recorrí  buena parte de los sistemas Ibérico y Bético, me apetecía rodar por la cordillera Cantábrica; así en los veranos de 1996 y 1998 me preparé sendos viajes para conocer una parte de la Iberia húmeda y desconocida para mí.
El primer verano me fui hacia los míticos Picos de Europa y la reserva de Somiedo; la primera parte del viaje se envuelve de aires y olores marineros, donde me sentí impregnado por la constante presencia del mar Cantábrico. Luego dirigí mi rueda delantera hacia los pliegues calcáreos de Picos y los bosques caducifoleos de Somiedo.

Convergencia de influencias gallegas, cántabras y leonesas, los Ancares son un territorio de hondas tradiciones y arraigadas formas de vida, donde el paisaje me atrapó. El tránsito por sus tierras se cuenta entre las vivencias más profundas que he tenido viajando en bicicleta. Pura magia.

Partí de Santander y pronto me deje llevar por la brisa marina. La arena de esta bonita playa de San Vicente de la Barquera fué un mullido lecho, donde reposé mi primer sueño en esta travesía.


 
Concedete un paseo y callejea, admira sus rincones, sientate en las plazas, pregunta al lugareño, compra alguna postal; son estos sencillos ejercicios los que enriquecen el paso por las poblaciones. Casa de artesanías en el precioso pueblo de Santillana del Mar.



Dejado atrás el litoral, me interno hacia el corazón de los Picos de Europa; el mirador de Fuente Dé, te abre la puerta del Macizo Central. Los prados de Áliva, Peña Vieja, la Garganta del Cares, Caín, son hitos en este viaje que difícilmente se olvidan.

 
 
La culminación de un puerto siempre supone un cambio de vertientes y un cúmulo de sensaciones. Remontado el Valle de Valdeón, se inicia el descenso hacia el de Sajambre donde el silencio acompaña al cicloviajero.

 

De los tortuosas caminos del Macizo Central paso a la placidez del concejo de Quirós; pueblos ganaderos y anchas campas adornan mi discurrir, ante un pedaleo menos sufrido deleitado por el río Lindes.



Y la otra ruta, aquella que partiendo de la leonesa Ponferrada me sedució, siguiendo los intrincados y profundos valles que regalan al viaje momentos de serena calma. Pueblecitos cargados con su paisaje que detienen la mirada por unos instantes. Vega de Espinareda.



Tradiciones y arquitectura tradicional conservan el sabor de lo rústico, donde la ganadería sigue dando vida a las estampas rurales escondidas en los recovecos de las majadas. Palloza, la construcción típica de los pastores y ganaderos.

 
 
 En el interior de la palloza que amablemente  me mostro un lugareño, se guardan los aperos utilizados en las faenas agricolas y ganaderas. Esta concretamente era un pequeño museo, enclavada en la sencilla localidad de Balouta.



No siempre el cicloturísta consigue coronar un puerto sin bajarse de la bici, a veces tras una curva se escucha el rumor de un arroyo, suficiente motivo pra detenerse y tomarse un respiro. Aquí en una breve pausa subiendo el puerto de Ancares.

 

Y desde la cima del pico Catoute 2.111 m.s.n.m. y posando con mi mascota de aquellos años (la pantera rosa) finalizo este recorrido de viajes en bicicleta con esta afirmación : "El objetivo del cicloturismo se encuentra en cada pedalada, cada paisaje y en las satisfacciones conseguidas. El viaje es el camino."






















1 comentario:

  1. ¡Hola Javi! Bonita y ecológica forma de viajar. Comprendo lo que sientes al viajar de esta manera. Es similar a hacerlo andando. Ambas formas de viajar tienen en común que eres tú el que viaja con tu esfuerzo. Y eso satisface mucho. Además, puedes llegar a rincones a los que no puedes llegar en coche u otros medios. En cuanto a la referencia de los libros, seguro que le sirve de ayuda a alguien.
    Saludos.

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